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lunes, 29 de agosto de 2011
Unos quince minutos después de la partida de las chicas, terminó la película y salí con Michael.  Era la primera vez que iba al cine y no estaba ni enterado qué película estaban pasando.

Caminando hacia la salida, pensé que la relación que tenía Michael con Tania; era muy extraña, casi ni hablaban, así que preferí no tocarle el tema y, por el contrario, intenté contarle lo que pasé con Sol durante toda la película. Michael no parecía sorprendido ya que pensaba que seríamos una muy buena pareja. Muy por el contrario, se impresionó al saber que no había estado atento al filme.

-          ¿O sea que no vieron la película? – preguntó, saliendo del cine.
-          No, no…
-          Pero estaba interesante.
-          No la entendí – le dije, algo fuerte para que note el punto– estaba con la chica que me gustaba al costado – abrí los ojos.
-          Claro que no la entendiste – interrumpió – si no la viste para nada por estar hablando con Sol – sonrió –. Si quieres te cuento de qué se trataba
-          Olvídalo – suspiré – ya no importa.

Michael parecía no estar consciente de lo que era estar en amoríos con Tania. Lógicamente no le iba a decir nada. Después de todo, cada uno lleva las relaciones como mejor les parece y, aunque para mí la frialdad de ambos era sumamente extraña, ese era su modo de quererse.

Comenzó a hacer frío, a pesar de estar en verano. Michael entró a su casa ya que vivía más cerca al cine y estaba en el camino de la mía. Caminé solo el resto del camino hacia mi hogar, bajo una tenue llovizna de una noche veraniega, la cual no podía, si quiera, dibujar pequeños contornos en la acera ya que apenas se sentía.

Conocía muy bien el camino, pero este se me hacía larguísimo. Quería llegar rápido para saber la respuesta de Sol, pero la gente y los semáforos se ponían en mi contra, intentando cerrarme el paso para nunca llegar a mi destino.

Después de una eternidad que duró cerca de diez minutos, estaba, ya, sentado frente a mi monitor, prendiendo mi pc.

Al parecer Sol no había llegado a su casa, así que decidí jugar Gunbound hasta que llegue. Ya tenía cerca de una semana sin jugar. No podía darme ese lujo; las habilidades se oxidan y si no ganaba no subiría de nivel.

Recientemente había entrado a un clan de Gunbound. Había muchos clanes y, por lo general, participaban en pequeños torneos improvisados, pero, algunos, con muchísima más experiencia, podían participar en torneos más grandes y organizados, con posibilidades de ganar premios en efectivo o ser representantes del país en torneos internacionales. Por supuesto que eso estaba, aún, muy lejos de mi alcance, aunque aspiraba a poder participar en algo grande.

Casi a la media noche me di cuenta de lo obvio; Sol no se iba a conectar hoy día y, por ende, no iba a saber su respuesta.

Estaba muy nervioso tratando de adivinar su reacción y el por qué no se había conectado. Tal vez y no se haya conectado porque no quería decirme que no… tal vez había sido muy apresurado pedirle que sea mi novia y ya no querría hablarme… No quería haber metido la pata…

Estas incógnitas mentales me siguieron en la cama, incluso, segundos antes de quedarme profundamente dormido.


Cuando la conocí, no sabía que ella se iba a sentir sola

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