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sábado, 27 de agosto de 2011
La vi escribir por unos segundos antes de enviar el sms. Cuando ya estaba enviado volteó a mirarme, aún con las mejillas muy rojas, pero al ver que mis ojos no se habían despegado de ella, bajó la mirada, muy nerviosa.

Mi celular sonó en mi bolsillo. No lo había puesto en vibrador y las personas de alrededor comenzaron a chitarme y a reclamar silencio. Saqué mi celular para revisar el mensaje que me había llegado.

“A mí tampoco se me quitaron las ganas de conocerte cuando te vi. Muchas gracias, Joseph… Eres muy especial para mí.”

Al parecer el mensaje que le había enviado a Sol fue muy bien recibido. Le había escrito porque tenía un poco de vergüenza hablarle de frente. Pero ahora me sentía muy feliz.

Esta chica me gustaba mucho y, en ese momento, ni corto ni perezoso, decidí enviarle otro texto a su celular. Temblando un poco mientras le escribía el sms contándole que me gustaba, cuando por fin terminé, envié el mensaje algo ansioso.

La miré con una expresión entre felicidad y curiosidad por ver su reacción. Pasaron unos segundos y, al parecer, no llegaba mi mensaje. Después de un rato más, ella abrió la boca para decir algo, pero con la yema de mi dedo índice toqué su labio superior y, con una seña con la otra mano, le pedí que espere un poquito. Ella se quedó quieta otra vez y yo saqué mi celular del bolsillo para ver qué andaba mal.

Genial. Me había quedado sin saldo para enviar mensajes.

Entré a la bandeja de salida del menú de mensajes del celular para borrar el sms. Cuando lo vi, me di cuenta que me sentía muy orgulloso de lo que había escrito y no iba a poder decirlo con palabras ya que no lo recordaría y, para colmo, estaría nervioso.

Seleccioné “editar mensaje” y le agregué un par de cositas.

“Sol… Aunque no lo creas, todo este tiempo que hemos estado hablando sólo por MSN me ha servido para conocerte muy bien y ahora que te conozco me siento con ganas de no dejarte ir nunca. Me gustas mucho, Sol. De verdad me encantas… No sé si tú pienses igual… Pero me gustaría que seas mi novia. Sol… ¿Quieres ser mi novia?”

Ya que no podía enviar el mensaje porque no tenía saldo… se me ocurrió una idea. Le di mi celular a Sol para que lea lo que le había escrito.

Después de leer mi mensaje quedó, prácticamente, petrificada. La vi abriendo y cerrando la boca en repetidas ocasiones sin decir nada, sin mover la cabeza, mirando fijamente la pantalla del celular que, ahora, estaba apagada.

-          Hey, Sol – Tania interrumpió el momento -, ya vamos.
-          Ah… Ah… Erhm… - titubeó Sol – Sí, sí… Escribo un sms y nos vamos…

Sol escribió, presurosa, en mi celular. Tania se despidió de Michael, se paró y esperó a Sol en el pasillo. Sol terminó de escribir, me miró muy tímidamente y, como si se le fuera la vida en eso, me dio el celular, seguido de un dulce beso en la mejilla, ignoró a Michael y corrió, jalando de la muñeca a Tania.

-          Hey, Joseph – me dijo Michael - ¿Qué pasó?
-          Pues… Recién lo sabré ahorita

Bajé la mirada para ver lo que Sol había escrito en mi celular.

“Te respondo por MSN”



Cuando la conocí, no sabía que ella se iba a sentir sola

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