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lunes, 30 de septiembre de 2013
Lo
único que parecía sonreir en mi vida, era el gunbound. Había alcanzado un buen
nivel; ya jugaba en salas con gente «pro». Hice muchos amigos... todos tan, o
más, viciosos como yo.
Como
todos los días, me encontraba desparramado en mi silla frente a la computadora.
maxxo: dale dale... a la flak de verde
ippo1990: no tengo angulo ptm
xxchokoboxx: Es la unik de mi grupo que queda man, le das y GG contigo
mars_loko: intenta nomas, gil
xxchokoboxx: dame a mi pues sanaso
ippo1990: le vo a dar a chokobo
maxxo: nsw
mars_loko: dale a la flaka on... el otro tiene la vida casi llena
ippo1990: me da colera ese on
xxchokoboxx: ja! no podras darme loser
mars_loko: no le hagas caso a ese on
maxxo: dale a la flak... luego apanamos entre todos al otro on
x_sany_x: T.T
xxchokoboxx: no te va a pasar nada, sany. Ese ippo no sabe jugar xD t cubro.
x_sany_x: wiiii
ippo1990: ya te fregaste webon te voy a dar
mars_loko:
nsw
maxxo: NSW!!
Ippo1990
decidió dispararme a mí. Yo tenía razón; el tipo casi no tenía idea de cómo
jugar... su disparo rozó la nuca de mi avatar y cayó pocos metros atrás. Sí, mi
vida bajó un poco, pero no me importó; mi barra estaba casi llena antes del
pobre impacto.
El
siguiente turno era de x_sany_x. Nadie se había percatado de la mala posición
que maxxo tenía; sólo una delgada línea de terreno lo separaba del abismo y,
por ende, de una muerte segura. x_sany_x avanzó un poco y, con un suave
disparo, impactó en el suelo de maxxo.
maxxo: nooooooooooooooooo!!!!!
murió.
Ahora éramos 2 vs 2, aunque la barra de x_sany_x estaba en rojo.
De
alguna manera pudimos ganar la partida. x_sany_x murió en el penúltimo turno,
pero vengué su muerte con un tiro limpio y perfecto... mis disparos eran bueno,
sí, pero todavía era algo difícil dar tiros perfectos como el que hice en esa
ocasión.
xxchokoboxx: bien jugado
x_sany_x: gracias pro igual mori
xxchokoboxx: estuviste con la barra roja casi media partida
x_sany_x: =(
xxchokoboxx: no no... lo digo porque has resistido mucho
x_sany_x: =)
xxchokoboxx: te importa si te agrego a amigos?
x_sany_x: dale =) despues de todo me cubriste casi todo el juego
xxchokoboxx: eramos los unicos que quedaban del equipo... no iba a dejarte morir
x_sany_x: bieeen... ojala y juguemos otra vez pues
xxchokoboxx: si si... oye...
x_sany_x: k?
xxchokoboxx: m gusta tu avatar xD
x_sany_x: xq?
xxchokoboxx: su traje verde. es una bufoncita xD
x_sany_x: hahahahaha
Desde
ese momento, conocería a Sara como «la bufoncita».
Llegó
mayo. Un fin de semana estaba en la casa de Maggi. Ella me contaba cómo había
empezado su vida universitaria... yo tendría que hacer lo mismo al siguiente
año... me contaba que los papeleos para la matrícula y la inscripción de cursos
eran un caos. Demonios... supongo que no será como en el colegio... que lo hace
mi madre.
xxchokoboxx: ste año termino el cole y aun no se k hacer
x_sany_x: a mi m falta otro año todavia
xxchokoboxx: estaba pensando en estudiar medicina...
x_sany_x: genial! Que rama?
xxchokoboxx: quiero ser forense =D
x_sany_x: esos son los que ven muertos?
xxchokoboxx: sep
x_sany_x: asquito xD donde estudiaras?
xxchokoboxx: no tengo idea...
x_sany_x: lol
xxchokoboxx: oye... vamos a darle un 1 vs 1
x_sany_x:
dale. Creala.
Aunque
estaba en quinto de secundaria, el futuro lo veía lejano. Cuando no estaba en
casa de Maggi, quien me aconsejaba buscar un perfil vocacional, estaba en gunbound
con Sara, quien me contaba que siempre le gustó la educación para niños
especiales. Al parecer, todos tenían un norte, menos yo.
Ya
casi no veía a Serge... desde que terminé con Sol, en diciembre, ocurrían
ciertas visitas esporádicas, pero cada vez eran menos frecuentes. Por otro
lado, a Remi lo veía casi a diario en el colegio... pero, al igual que con
Serge, la comunicación era algo pobre.
Fue
a finales de Mayo que, para variar, perdería a alguien más.
—Lo
siento, Joseph.
—Pero...
pero... —dije— pensé que...
—No,
Joseph. No confundas las cosas.
Y
ahí estaba yo, parado, como un completo imbécil con un ramo de flores en la
puerta de la casa de Maggi. Ella me miraba, algo confundida. Le pregunté si
quería ser mi novia; «No, Joseph. Ahora estoy muy preocupada por mis estudios
en la universidad», fue la respuesta que recibí. Recordé a Sol... no tenía
motivos para ponerse celosa de esta chica... después de todo, no me iba a hacer
caso. La extrañé.
— ¿Al menos conservarás las flores?
pregunté.
— Vamos Joseph.... somos muy buenos amigos; lo hemos sido siempre. Nada
tiene que cambiar —me miró—. No voy a arriesgar a un buen amigo por una
relación...
— ¿Eso significa que no las vas a conservar?
— Bueno... si quieres...
— No, ya no importa.
Uno
siempre piensa que conservará a sus amigos para siempre... pero todo se acaba
cuando uno de ellos comete algo estúpido como lo que yo solía hacer a lolargo
de mi vida. Esa agonía es dolorosa; Maggi y yo seguimos en contacto por
messenger después del episodio... cada vez menos... y menos... hasta que, en
algún momento, desapareció para siempre. Junio llegaba a su quincena.
xxchokoboxx: si pues... la fregue
x_sany_x: ya no te preocupes...
xxchokoboxx: pero ya ni hablamos..
x_sany_x: uhm... no se que decir... es feo perder amigos
xxchokoboxx: dimelo a mi
x_sany_x: y yo no puedo hacer algo para animarte?
xxchokoboxx: uhm.... tal vez...
x_sany_x: dime =)
xxchokoboxx: eres una bufoncita. Hazme reir
x_sany_x: jajaja creo que no soy buena en seo
xxchokoboxx: entonces creala =)
x_sany_x: 1 vs 1?
xxchokoboxx: no no... 2 vs 2 para ser equipo
x_sany_x: ok
Cuando la conocí, no sabía que las influencias eran tan poderosas
viernes, 27 de septiembre de 2013
Era
injusto; era muy injusto. Yo quería a Sol... se supone que la cuidaría por
siempre. No me importaba la diferencia de edades; ella me recordaba a aquella
época de mi vida en la que era más inocente... no tanto como cuando yo tenía
doce, pero tal vez a mis catorce.
Las
vacaciones de verano fueron muy diferentes a lo que imaginaba; me sentía
solo... ya me había hecho la idea de compartir ese tiempo con Sol. Yo sabía que
no iba a poder verla tanto como a mí me gustaría, claro, pero cada momento sería
mágico.
Recordé
aquella lejana frase, «Nadie sabe lo que quiere hasta que lo pierde». Hasta hoy
día me pregunto quién habrá sido la persona que dijo eso por primera vez... Yo
adoraba a Sol con todo mi corazón... pero sentí que nuca hice nada importante
por ella. Ahora me arrepentía... «Nadie sabe lo que quiere hasta que lo pierde»;
la frase resonó en mi cabeza por todo el verano.
En
aquellos meses turbios, no tenía más refugio que Maggi y el gunbound. No era
tan malo; Maggi era una chica increíble y el gunbound consumía mis tardes, y
noches, para hacerme olvidar los
problemas... Claro que a los 16 años era un problema gigante haber fallado ya
con seis chicas... entre las que llegaron a ser mis novias y las que no.
Estaba
en quinto de segundaria para ese entonces. El año había empezado y las cosas no
habían cambiado mucho desde las últimas navidades; seguía soltero, sólo habían
cuatro personas en mi salón, Remi seguía calvo... en fin, a nadie le importaba
mucho el futuro; nadie había preguntado al cuerpo docente sobre una
universidad, no habíamos tenido una charla, muchísimo menos un test,
vocacional... ni siquiera habíamos pensado en el nombre para la promoción.
Yo
pensaba estudiar medicina... la forense me llamaba la atención; eso de abrir
muertos debe ser genialísimo. Sólo era cuestión de pensar en qué universidad
podría estudiar medicina... y forense.
Remi
no tenía ni idea, tampoco, de qué podría estudiar; siempre le apasionaron las
partituras y su mejor amiga parecía ser una guitarra. Él decía que estudiaría
en el conservatorio de música de Lima... la verdad, nunca estuve seguro sobre
la aprobación de sus padres...
En
fin, lo que consideraba un «desperdicio de vida» volvía a empezar.
Joseph:
Ya no hay mucho dice:
siento
k no pasa nada importante en mi vida
_,-·> K-Marada Maggi
<·-,_ dice:
xq
dices eso, chokobito?
Joseph:
Ya no hay mucho dice:
weno...
no hago nada mas que jugar gb
_,-·> K-Marada Maggi
<·-,_ dice:
k
es gb?
Joseph:
Ya no hay mucho dice:
gunbound...
_,-·> K-Marada Maggi
<·-,_ dice:
aaaahhh...
pero... intenta hacer algo mas
Joseph:
Ya no hay mucho dice:
no
tengo k hacer.
ste
año termino el cole tambien
_,-·> K-Marada Maggi
<·-,_ dice:
pero
busca una universidad
yo
hic eso el año passao
y
ahora estoy en san marcos
Joseph:
Ya no hay mucho dice:
recien
estamos a abril... tengo tiempo
_,-·> K-Marada Maggi
<·-,_ dice:
bueno...
Maggi
me escuchaba, me leía y, sin importar lo aburrido que a veces se tornaba todo,
me aconsejaba y daba ánimos... era una chica especial.
Cuando la conocí, no sabía que las influencias eran tan poderosas
lunes, 23 de septiembre de 2013
Me encontraba en un cuarto oscuro con Sol. Mientras
la fiesta de cumpleaños tenía lugar en el primer piso, Michael, Tania, Sol y yo
estábamos en el segundo conversando de cosas que sólo nos interesaban a
nosotros. Luego jugamos verdad o reto. Cuando Sol y yo elegimos, juntos,
cumplir un reto, debíamos estar en ese cuarto por dos minutos. Típico “castigo”
infantil… ninguna preocupación.
Sol se sentó en la cama y yo me senté en el piso,
reposando contra la pared, justo frente a ella.
—
Te extrañaba mucho —le dije sin mirarla,
puesto que la negrura de la habitación me lo impedía.
—
Es difícil vernos —oí la voz de Sol— Las
cosas en mi casa no van muy bien.
—
No importa —respondí. La verdad no sabía
qué decirle con respecto al problema de sus padres.
—
A veces siento que soy muy pequeña para
ti.
—
¿Cómo pequeña?
—
Pues —suspiró— mira nuestra relación… si
nos vemos una vez por semana estamos de suerte.
No estaba muy seguro de la respuesta correcta en
esos momentos, pero atiné a recurrir a la ternura y la nostalgia; escribí un
mensaje de texto en mi celular y, sin enviarlo, lo tiré a los pies de la cama.
Las pobres siluetas que diferenciaba en la oscuridad me dijeron que ahora mi
teléfono reposaba a los pies de Sol. Ella recogió mi celular.
“No t rindas. No c como ayudar pero te akompañare
siempre” era lo que decía.
Vi la cara de Sol iluminada por la luz de la pantalla. Luego pude ver todo lo demás; Tania había entrado a la habitación y había prendido la luz.
—
Tampoco tenían que quedarse toda la
noche aquí —dijo la recién llegada con una sonrisa.
Salí de la habitación dejando a Tania y Sol atrás.
“Pensé que estaban haciendo cositas”, fue lo que oí decir a Tania, a lo lejos.
Suspiré. Pensé en lo que me había dicho Sol… ¿Era
muy pequeña para mí? ¿Por qué seguía conmigo si le parecía una mala relación?
¿Podría solucionarlo de alguna manera? ¿Las cosas con sus padres tenían algo
que ver? ¿Por qué Sol no podía tener la libertad que, por ejemplo, tenía
Maggie? ¿Cómo podía…? Las incógnitas mentales fueron interrumpidas por un brazo
en mi hombro. Me di la vuelta y Sol me entregó mi celular. Se veía algo triste…
—
Después de
todo —empezó— no me he equivocado… Soy muy niña para ti.
—
No eres muy
niña —respondí, tratando de esbozar una sonrisa— Está bien.
—
Yo sé que no
estás cómodo con alguien como yo —mientras hablaba cosas que se me hacían
difíciles de procesar, miré la pantalla de mi celular; tal vez me haya
respondido el mensaje— me dejarás por alguien que llene todas mis carencias. Me
dejarás por alguien con quien no tengas que rezar para poder ver.
Entendí perfectamente lo que Sol quería decirme. La prueba más grande, creo yo, era la pantalla de mi celular que mostraba mi bandeja de entrada, llena de mensajes de
Maggie.
Sol continuó con un pequeño discurso en el cual la
idea de una futura relación con Maggie, como la persona con la que me quedaría
luego de rechazar a mi novia debido a la pequeñez de Sol, se hizo presente e,
incluso, algo imperativa. Y así, pues, tras un “mis libertades no son las que
tú necesitas”, Sol terminó la relación.
Los días siguientes, la frecuencia con la que
hablaba con Tania aumentó. Ella era la mejor amiga de Sol…
Tenía que ayudarme a recuperar al amor de mi vida…
Tenía que…
Tenía….
Luego de algunas semanas, luego de los
lloriqueos en mi habitación, de los puñetes a mi almohada y de los insultos a
la nada, comprendí algo que parecía ocultarse de mí (y por mucho tiempo): Sol no
terminó conmigo porque era pequeña; ella se sentía sola y yo nunca fui un
apoyo.
Tal vez ella sabía, o quizá no, que Maggie no
era más que una amiga. Sin embargo, Sol tenía que lidiar con sus padres, un
poco conflictivos, sola, sin mí. Pero, claro, aun sin querer, terminaba por
restregarle en la cara lo mucho que veía a Maggie… “¿Por qué yo no puedo verte
tanto?” —pensé que aquella pregunta invadía las noches de la pequeña Sol.
Y yo la dejé sola.
FINAL DEL SEXTO CAPÍTULO
Cuando la conocí, no sabía que las influencias eran tan poderosas
sábado, 21 de septiembre de 2013
Estaba
en casa de Maggi. Me reía de la vida, inconsciente del mundo, cuando un mensaje
de Sol me regresó a la realidad.
**tu-tu-tuuu**
De:
Sol
Ahora
entiendo
xq
mi madre
ha
estado con esa
actitud…
podemos
hablar?
Lo necesito.
— Creo que deberías ir —sugirió Maggi.
— Sí… —respondí.
Salí de la casa de Maggie dispuesto a ir a la casa de Sol… diez minutos
después, me di cuenta que era “persona no grata” en su casa. Tal vez quería que
me conecte.
Me subí a una combi para ir a casa.
Llegué a tiempo. Sol aún estaba conectada.
Joseph. dice:
Aki
stoy…
paso
algo?
(#) ¡Sol! (#) dice:
si
t contara…
Joseph. dice:
kuentame
pues.
(#) ¡Sol! (#) dice:
son
mis padres…
Joseph. dice:
k
pasa con ellos?
(#) ¡Sol! (#) dice:
creo
que se van a divorciar…
Joseph. dice:
no
creo...
Sol
me explicó que hacía un par de meses sus padres ya no se comportaban igual; la
relación que tenían era más fría, insensible y el desinterés por el otro crecía
cada vez más. Yo no tenía ni idea pero, pensaba, al menos su disgusto hacia mí
tendría que unirlos de alguna manera…
Nuestra
conversación quedó en nada; ella hablaba y yo no era más que un receptáculo de
sus desgracias, sin saber qué decir ni hacer. No fui útil, pero Sol me dijo que
le había relajado desahogarse esa noche.
Varios
días después, fui a la casa de Maggi a pedirle consejo. No funcionó; ella
estaba tan perdida como yo… ambos éramos jóvenes, sin experiencias… con una
vida corta… aún pensábamos en tonter… ¡Pero qué bonita se le veía con aquella
pequeña trenza que se había hecho!
No
había visto a Sol por varios días... lo normal. Lo raro era que tampoco
habíamos hablado por Messenger. No se conectaba... y aunque no sabía qué
decirle, quería saber cómo seguía... me preocupaba.
Michael me habló después de varias semanas. Al
parecer su primita, sobrinita, o algo así, estaba de cumpleaños y quería que
vaya a su casa… ¿Pero qué demonios pinto yo en una fiesta infantil?... Mi
respuesta fue obvia.
A las siete de la noche estaba parado en la puerta
de la casa de Michael. No, yo no pintaba nada en una fiesta infantil, pero
Tania y Sol estarían ahí y, pues, luego de pensarlo un rato (aproximadamente
medio segundo) decidí ir.
Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sol
lunes, 16 de septiembre de 2013
**Tu-tu-tuuu**
De:
Maggi
suerte con la suegra Joseph ;) M.O.C.O.S. no t olvides de eso t quiero, Chau... Saludos a la novia.
Levanté la cabeza con una gran sonrisa después de haber leído el
mensaje. La alegría en mi rostro desapareció al ver la mirada de desaprobación
de Sol. Estaba empezando a creer que Maggi no le agradaba.
—
¿Qué es eso de M.O.C.O.S.? –
preguntó Sol con el ceño fruncido.
—
Es algo que creé ayer con Maggi –
respondí. Intenté recuperar mi sonrisa.
—
¿Ayer?
—
Sí – respondí un poco más alegre
–. Fui a su casa y...
—
Aaahhh... – me cortó, ocultando su
enojo – Fuiste a verla ayer – siguió con un tono medio sarcástico, alargando la última sílaba de su oración.
—
Sí… - dije, con algo de miedo –
M.O.C.O.S. es una guía para agradarle…
—
Ya no importa – me cortó otra vez,
sin menguar su fastidio.
Hubo un momento de silencio en el que no sabía qué decir; era una
lástima que la guía sólo funcionase con suegras y no con enamoradas.
La madre de Sol apareció con dos platos de comida; el almuerzo estaba listo
y, tal vez, Sol olvide el pequeño incidente mientras entretengo a su madre.
—
Servido – dijo la señora. Colocó
ambos platos en la gran mesa que estaba frente a nosotros. Acto seguido, volvió
a salir de la habitación. Supuse que traería un tercer plato, para ella.
Sol y yo nos sentamos. Veía con mala cara mi comida; era chanfainita.
Era la primera vez que iba a probar ese menjunje... el problema era que yo soy
bien parco para probar nuevas cosas. Al menos, trataría de halagar la comida de
la señora a la hora de la comida… aunque no le encuentre un buen sabor.
Sol
empezó a comer.
— ¿No esperaremos a tu mamá?
— Me parece que ella está comiendo adentro…
— Oh… – me decepcioné – Entonces comeremos solos.
— Sí.
Me
quedé mirando el plato de comida. Estaba adornado con un poco de mote encima.
No tenía ni ganas de probar nada de lo que tenía en frente… Odiaba probar cosas
nuevas que no eran agradables a mi vista y, definitivamente, la carapulcra no
era agradable a mi vista. Para suerte mía, la señora no estaba presente; así no
tenía que esconder mi desagrado. Al parecer no aplicaría M.O.C.O.S. en esta
ocasión...
**tu-tu-tuuu**
De:
505
Le
recordamos que
Enviando
BROMA al
505
recibirá los mejores
chistes
de la semana a
su
celular.
Otra
vez esos cochinos mensajes publicitarios – pensé –. Qué fastidio.
Me
apresuré a borrar el mensaje ya que odiaba tener la bandeja llena de basura.
Sol se asomó por el lado de mi hombro izquierdo para ver qué hacía, pero solo
logró ver en mi pantalla “Borrando mensaje”.
— ¿Por qué lo borras? – Preguntó, desafiante.
— Porque es molesto – respondí, con mirada distraída.
— De seguro era esa tal Maggi.
— No me di cuenta que mirabas. Tampoco es que todo el día estemos… – El
mensaje se borró y la pantalla mostraba mi bandeja de entrada, lleno de mensajes
de Maggi. Sol frunció el ceño.
— No hace falta que lo digas – interrumpió –. Ya veo que sí puedes estar
todo el día así.
— No – dije, bajando la cabeza. Trataba de recordar cuándo fue la última
vez que me mensajeé con Sol… Tal vez ella tenía razón.
La
tarde fue muy silenciosa; las parcas conversaciones que teníamos no pasaban de
lo mucho que nos desagradaba la comida. Llegó la noche y era momento de
regresar a casa. Estaba triste.
— Disculpa – me dijo Sol, despidiéndome –. No sabía que mi madre no
estaría con nosotros
— No importa…
Salí
a una fría noche de verano. La niebla empezaba a impedir que vea lo que tenía
delante.
Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sola
viernes, 13 de septiembre de 2013
— ¿Segura…?
— Sí – respondió Sol – Quiero que, al menos, ella te conozca bien.
— Bueno… si crees que es lo mejor…
Sol
me contaba que sus padres tenían grandes problemas. Hacía años que discutían y
gritaban, pero era la primera vez que su padre había decidido irse de la casa.
Sol pensaba que yo era un chico divertido y quería que su madre se la
oportunidad de conocerme mejor para que le anime. Eso sí, para ella sólo sería
un buen amigo de su hija. Sinceramente no me gustaba mucho el plan... pero si
resultaba, mi relación con Sol daría una vuelta de 360 grados. Mejoraría
infinitamente.
**Tu-tu-tuuu**
— ¿Qué fue eso? – preguntó ella.
— Mi celular – respondí – Es un mensaje de texto.
Revisé
el mensaje. Era de Maggi; me saludaba y ccontaba que había ido a ver informes
sobre una universidad. Como ella era un año mayor que yo, ya había terminado el
colegio y estaba en busca de una universidad. Sol se puso un poco incómoda.
Al
día siguiente, fui a visitar a Maggi. Le conté que Sol quería que conozca a su madre.
— ¿No te odiaba? - preguntó.
— Se supone que sí... Aún no estoy mu seguro de cómo resultará todo.
— Suerte, eh.
Cuando el día de conocer a la madre de Sol llegó, yo estaba hecho una sopa gracias al sudor; los
nervios me traicionaban.
Encontré a Sol a un par de cuadras de su casa. Vimos unas aves picotear,
desesperadas, un pedazo de pan en el suelo y, minutos más tarde, estábamos
parados frente a la puerta del departamento donde vivía mi novia, en el tercer
piso de un edificio. Yo temblaba. Aunque ya lo hacía desde antes, recién lo noté.
Estaba
nervioso... pero listo; el día anterior, Maggi me había ayudado a crear lo que
habíamos bautizado como “Manual Original Cuidadosamente Organizado para
Suegras”, o, por sus siglas, M.O.C.O.S. Lo habíamos titulado así ya que era un
manual creado sólo por nosotros dos, así que era una idea original, pero,
claro, lo organizamos cuidadosamente para no perder ningún detalle que pueda
agradarle a la madre de tu enamorada.
Tenía
listo un repertorio de respuestas y de posibles temas de conversación que, creo
yo, ningún chico de mi edad tendría. Aun así, me sentía muy inseguro… No quería
malograr el encuentro con la madre de Sol, pero para mi desgracia no existía
“Pautas para Evitar Nervios Anormales(o
P.E.N.A.).
— M.O.C.O.S… M.O.C.O.S. – repetía en voz baja mientras entraba a la casa
de Sol.
— ¿Mocos? – repitió Sol.
— Sí… Para agradarle a tu madre debo recordar M.O.C.O.S.
— No entiendo…
Le
hubiese explicado a Sol qué significaba M.O.C.O.S., pero su madre salió a saludarnos
cuando ambos habíamos entrado a la sala.
— Buenas tardes – dijo ella, un poco seca.
— Buenas tardes… erhm… - titubeé. Era el principio de mi encuentro.
— Hola, mami – me cortó Sol.
— Eeehh… - Guardé silencio un segundo para organizar mis ideas – Buenas
tardes, señora…
La
madre de Sol era muy joven, no parecía superar los treinta años. Después de
saludarnos, salió de la sala sin dirigirnos una sola palabra.
Sol
corrió y se sentó en un sofá marrón que se veía cómodo. Caminé, pasé una mesa
grande madera y me senté en el sofá al lado de Sol. Hablamos…
Jugamos
con algunas revistas que había por ahí… sí, jugamos con las revistas. No las leímos; nos la tirábamos y las estampábamos en la cara del otro.
Charlamos
de cosas divertidas…
Nos
besamos…
Yo
estaba muy feliz, pero había algo que no me cuadraba; Sol me había traído a su
casa para que me ría con su madre. Pero después del saludo, ella entró a la
casa y no se supo más de ella hasta mucho más adelante.
Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sola
lunes, 9 de septiembre de 2013
— Ho… Hola – tartamudeé. Traté de
regresar el alma al cuerpo –. Nunca antes te había visto, ahora que me pongo a
pensar.
—Es cierto – abrió la reja que
tenía en frente –, pero siempre hay una primera vez.
La miraba. Ahí estaba Maggi, un año mayor que yo, con una sonrisa perfecta y unas ondas en el cabello que adornaban las forma de su rostro. Por otro lado, claro, estaba yo... algo sudado por los nervios... no sabía si eran por conocerla o porque casi me asaltan.
Nos
quedamos en la puerta de su casa. Hablamos mucho y de muchas cosas. Creo que la conversación
estaba tan entretenida que ni ella ni yo nos preocupamos por entrar.
Tras un tiempo que se escurrió entre mis dedos, decidimos ir a caminar un rato. Al principio me opuse; me daba miedo encontrarme con algún tipo que quisiera que le pague a su hermano... pero, claro, tenía que mostrarme valiente ante ella. No sé cómo llegué a esa conclusión... después de todo, ella no sabía de mi encuentro con el maleante, así que no había nada que demostrar.
La noche era agradable, era lo único que me gustaba del verano... el ambiente
era fresco; como estábamos relativamente al mar, la brisa refrescaba y, como un plus, secaba el sudor de mi pecho y espalda.
A esas horas ya era posible escuchar el chirrido de los pequeños grillos, los cuales
adornaban, con musicalidad, los jardines vecinos.
No sé qué tanto hicimos, no sé qué tanto hablamos, pero luego de una
vuelta a la izquierda y otra a la derecha, compramos un helado.
Cuando me perdí en sus labios, se hizo
tarde. No podía quedarme más tiempo ya que la noche cayó cuando recién había
llegado y no era buena idea llegar muy tarde a casa.
Otra vez estábamos bajo el umbral de su puerta. ¿¡Pero cómo podría ser tan genial salir con alguien!? Aun ahí, con una chica increíble, pensé en Sol. La extrañaba mucho...
Cuando
me despedí de Maggi, antes de que la reja se cierre ante mí, la miré. Pensé, otra vez, en
lo que me preocupaba de verdad; me dolía demasiado que las cosas con Sol no
fuesen así. Cuando veía a mi novia tenía que ser a escondidas y por un tiempo
algo más que limitado. Me quedó clarísimo que iba a poder ver a Maggi cada
vez que quiera... una diferencia abismal con Sol, la verdad.
Es un problema que la vida no
se acomode a ti; aunque Maggi era muy bonita, linda y encantadora, mi relación
y mi vida estaban con Sol, a quien sólo puedo ver a escondidas escasas veces. Pero, sí, los
días al lado de Sol eran tan mágicos como fugases. Tal vez eso lo haría más bonito
al final; esos grandes huecos harian que nos extrañemos y que cada reencuentro
sea mágico... así, tal vez, cuando las barreeras de la prohibición sean tumbadas, nuestra libertad sería tan eterna como el tiempo que podríamos estar el uno con el otro sin escondernos de nadie.
Esa noche dormí aferrado a esa idea.
Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sola
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