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viernes, 12 de agosto de 2011
Michael me habló por la tarde, me dijo que nos íbamos a encontrar con las chicas en el cine… Me di cuenta que Michael no podía salir libremente con Tania. Una relación así era algo extraña e incómoda, supongo.

-          Tania me llamará y salimos para Cineplanet.
-          ¿Y mientras? – le pregunté, revisando una repisa con  libros.
-          Pues… Jugaremos GameCube… o play 2
-          Interesante.

Qué extraño. Michael era un chico del cual no conocía mucho, pero cuando entré a su habitación pude ver un play Station 2 y un gamecube, al lado de una repisa gigante llena de dvds de anime y una cantidad considerable de manga japonés.

Desde hacía poco tiempo me sentía inclinado por la animación japonesa. Este tipo tenía de todo para complacer a un fanático; me extrañaba, ahora, no haber sido más amigo de Michael.

Nos pusimos a jugar GameCube, por lo menos, una media hora hasta que Tania llamó a Michael para decirle que vayamos al cine; le dejó el número de sala y la hora de la función para evitar perdernos… Yo ya estaba empezando a creer que esta situación era de aquellas en las que uno no puede ser visto por nadie y en las que ellas tendrían que irse antes que nosotros del cine para que quede todo como un secreto.

Efectivamente, luego me daría cuenta que estaba en lo correcto.

Sala número catorce. Se agotaron las entradas para la función de la sala número catorce, así que tuvimos que comprar otro boleto. Luego, sin que nadie se diera cuenta, nos escabulliríamos a la sala catorce para poder estar con las chicas.

Michael habló con Tania cuando estábamos en el pasillo, justo antes de entrar a la sala catorce, ya que no sabíamos en que parte de la sala estaban. Nos dieron las indicaciones, entramos, las buscamos… y jamás las encontramos.

Volvimos a salir al pasillo para estar seguros de su posición, nos la repitieron, entramos, las buscamos… y por segunda vez no las hallamos.

Repetimos esta operación cerca de cinco veces, sin éxito, así que les dijimos a las chicas que salgan de la sala y que nos encontrábamos en la puerta.

Estuve un par de minutos mirando a una pequeña araña juguetear en una esquina del pasillo, entonces el celular de Michael sonó.

-          ¿Dónde están? – preguntó él.
-          Aquí; afuera de la sala – la suave voz de Tania le respondió.
-          Nosotros también.
-          No los vemos…
-          ¡Argh! – alzó la voz – ¡Estúpido Cineplanet!
-          ¿Cineplanet?
-          Sí.
-          Pero nosotras estamos en Cinemark.

No necesitamos más de cinco minutos para pelearnos con el joven que atendía en la boletería y salir corriendo hacia Cinemark para comprar una nueva entrada.

Predeciblemente, las entradas en Cinemark también estaban agotadas ya que la película había empezado hacía más de veinte minutos. Intentamos hacer la misma jugada; comprar entrada para otra sala, escabullirnos y entrar a la sala de las chicas… Cuando estábamos en el pasillo camino a la sala nos dimos cuenta que era innecesario; las chicas estaban esperándonos.

Fue la primera vez que vi a Sol. Era más chiquita de lo que me esperaba, y estaba ahí, mirándome, adornada con esos rulos que llegaban hasta sus muslos,  algo sonrojada bajo un par de anteojos.

-          ¡Hola! – le sonreí, tratando de romper el hielo.



Cuando la conocí, no sabía que ella se iba a sentir sola
Mensajes de texto(Parte 1)

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