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lunes, 16 de septiembre de 2013
**Tu-tu-tuuu**
De:
Maggi
suerte con la suegra Joseph ;) M.O.C.O.S. no t olvides de eso t quiero, Chau... Saludos a la novia.
Levanté la cabeza con una gran sonrisa después de haber leído el
mensaje. La alegría en mi rostro desapareció al ver la mirada de desaprobación
de Sol. Estaba empezando a creer que Maggi no le agradaba.
—
¿Qué es eso de M.O.C.O.S.? –
preguntó Sol con el ceño fruncido.
—
Es algo que creé ayer con Maggi –
respondí. Intenté recuperar mi sonrisa.
—
¿Ayer?
—
Sí – respondí un poco más alegre
–. Fui a su casa y...
—
Aaahhh... – me cortó, ocultando su
enojo – Fuiste a verla ayer – siguió con un tono medio sarcástico, alargando la última sílaba de su oración.
—
Sí… - dije, con algo de miedo –
M.O.C.O.S. es una guía para agradarle…
—
Ya no importa – me cortó otra vez,
sin menguar su fastidio.
Hubo un momento de silencio en el que no sabía qué decir; era una
lástima que la guía sólo funcionase con suegras y no con enamoradas.
La madre de Sol apareció con dos platos de comida; el almuerzo estaba listo
y, tal vez, Sol olvide el pequeño incidente mientras entretengo a su madre.
—
Servido – dijo la señora. Colocó
ambos platos en la gran mesa que estaba frente a nosotros. Acto seguido, volvió
a salir de la habitación. Supuse que traería un tercer plato, para ella.
Sol y yo nos sentamos. Veía con mala cara mi comida; era chanfainita.
Era la primera vez que iba a probar ese menjunje... el problema era que yo soy
bien parco para probar nuevas cosas. Al menos, trataría de halagar la comida de
la señora a la hora de la comida… aunque no le encuentre un buen sabor.
Sol
empezó a comer.
— ¿No esperaremos a tu mamá?
— Me parece que ella está comiendo adentro…
— Oh… – me decepcioné – Entonces comeremos solos.
— Sí.
Me
quedé mirando el plato de comida. Estaba adornado con un poco de mote encima.
No tenía ni ganas de probar nada de lo que tenía en frente… Odiaba probar cosas
nuevas que no eran agradables a mi vista y, definitivamente, la carapulcra no
era agradable a mi vista. Para suerte mía, la señora no estaba presente; así no
tenía que esconder mi desagrado. Al parecer no aplicaría M.O.C.O.S. en esta
ocasión...
**tu-tu-tuuu**
De:
505
Le
recordamos que
Enviando
BROMA al
505
recibirá los mejores
chistes
de la semana a
su
celular.
Otra
vez esos cochinos mensajes publicitarios – pensé –. Qué fastidio.
Me
apresuré a borrar el mensaje ya que odiaba tener la bandeja llena de basura.
Sol se asomó por el lado de mi hombro izquierdo para ver qué hacía, pero solo
logró ver en mi pantalla “Borrando mensaje”.
— ¿Por qué lo borras? – Preguntó, desafiante.
— Porque es molesto – respondí, con mirada distraída.
— De seguro era esa tal Maggi.
— No me di cuenta que mirabas. Tampoco es que todo el día estemos… – El
mensaje se borró y la pantalla mostraba mi bandeja de entrada, lleno de mensajes
de Maggi. Sol frunció el ceño.
— No hace falta que lo digas – interrumpió –. Ya veo que sí puedes estar
todo el día así.
— No – dije, bajando la cabeza. Trataba de recordar cuándo fue la última
vez que me mensajeé con Sol… Tal vez ella tenía razón.
La
tarde fue muy silenciosa; las parcas conversaciones que teníamos no pasaban de
lo mucho que nos desagradaba la comida. Llegó la noche y era momento de
regresar a casa. Estaba triste.
— Disculpa – me dijo Sol, despidiéndome –. No sabía que mi madre no
estaría con nosotros
— No importa…
Salí
a una fría noche de verano. La niebla empezaba a impedir que vea lo que tenía
delante.
Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sola
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