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martes, 15 de octubre de 2013
Veinte mintos después me encontraba sobre un puente; por debajo una especie de sanjón que se extendía hasta donde mi vista se perdía. Según un hombre de bigotes, ese sanjón era la Vía Expresa. Lo extraño era que no veía un solo micro pasar por ahí... tal vez debería buscar…

    Tienes que caminar unas tres cuadras y tomar los que pasan por encima de la Vía Expresa.
    Gracias.

Mi sombra era inmensa; el sol ya amenazaba con ocultarse cuando llegué a un paradero.

    ¿Tomás Marsano?
    Óvalo Higuereta, voy.
    ¿Eso está cerca?
    Eso cruza Tomás Marsano.

No necesité más. Subí al micro y me acomodé en un asiento, no sin antes, claro, pedirle al cobrador que me avise cuando lleguemos al óvalo.

_| () $ 3 p |-|  dice:
oye sanyta
(*) - Sany - (*) dice:
dime
_| () $ 3 p |-|  dice:
mi mama me manda a comprar
(*) - Sany - (*) dice:
yap
_| () $ 3 p |-|  dice:
no m demoro si?
(*) - Sany - (*) dice:
te espero =)

Cuando cayó la noche, llegué al óvalo Higuereta. Yo había estado por ahí en algún momento de mi vida... ¡Estaba en Miraflores! Un cartel verde, justo a la entrada del óvalo, me indicó que estaba en la cuadra treinta de la avenida Benavides... mi dentista estaba en la cuadra cuatro.
Rodeé el óvalo  y mi rostro se iluminó cuando vi, por fin, el cartel verde que decía «Tomás Marsano». Sin pensarlo dos veces, corrí hacia el paradero más cercano y subí a la primera combi que vi. Claro, antes me aseguré que el cobrador gritase «Todo Marsano».
    Me avisas en la avenida el Sol —le pedí al cobrador cuando le pagué el pasaje, cinco minutos después—, por favor.
    Oe —respondió el hombre de camisa abierta que cobraba—, eso está para el otro lado… tienes que tomar el carro al frente, al frente.
Lo mismo me pasó hacía varias horas con la Vía Expresa… La segunda vez en el mismo día que cometía un error de dirección… no importaba. Llegué al paradero y, esta vez, ya estaba seguro de llegar a mi destino.
    ¿Vas por el Sol?
    Cruzo el Sol, ¿Vas?
Quince minutos vi la oscuridad de la calle. Luego de preguntarme si el sitio donde bajaría era seguro, el cobrador gritó «Bajan el Sol». Fue entonces que recé porque no me roben, o maten, al bajar de la combi.
Un restaurante frente a un parque. Fue lo primero que vi. Atrás de mí había una cosa extraña; una especie de puente gigante que terminaba más allá de donde mi vista podía esforzarse por ver… era la primera vez en mi vida que veía esa cosa. Tiempo después supe lo despreocupado e ignorante que era… la cosa esa era las vías donde, casi diez años después, funcionaría el tren eléctrico de Lima. Dicho sea de paso, poco más de un par de décadas atrás, un presidente fue el que inició el proyecto… pero como era Perú, lo dejó inconcluso.
Caminé por la avenida el Sol; no se veía peligros alrededor, así que seguí mi camino con más tranquilidad. Sonreí.
Tras un par de cuadras paré. ¿Hacia dónde demonios me dirigía? No tenía la más mínima idea de la dirección de la casa de Sara.
Di la vuelta a una calle y entré a una cabina de internet. Pedí una máquina por quince minutos… «Por favor, que Sara esté conectada, por favor, por favor…» —pensé.

_| () $ 3 p |-|  dice:
ola!
(*) - Sany - (*) dice:
xokobito!
_| () $ 3 p |-|  dice:
regrese =D
(*) - Sany - (*) dice:
demoraste muxo
_| () $ 3 p |-|  dice:
oye sanyta
(*) - Sany - (*) dice:
dime
_| () $ 3 p |-|  dice:
m extrañast?
(*) - Sany - (*) dice:
claro!
pense k ia no venias L
_| () $ 3 p |-|  dice:
bufoncita!
no t preocupes
(*) - Sany - (*) dice:
k?
_| () $ 3 p |-|  dice:
voy a compensarle todo cuando nos veamos
si? J
t lo prometo
(*) - Sany - (*) dice:
siiii
espero ese momento con ansias *-*
_| () $ 3 p |-|  dice:
sera lo antes posible, sany
(*) - Sany - (*) dice:
pero kuando?
_| () $ 3 p |-|  dice:
pues… t parec bien en 5 minutos?
(*) - Sany - (*) dice:
eh?....
_| () $ 3 p |-|  dice:
eso…
que nos veamos en cinco minutos :D
(*) - Sany - (*) dice:
o_____O
dnde estas? o_O
_| () $ 3 p |-|  dice:
pues a una cuadra de la avenida el sol

Imaginé la cara de Sany con los ojos abiertos y paralizada frente a la pantalla de su monitor, puesto que demoró unos minutos en responderme luego de una conversación muy fluida. Me dio las instrucciones para llegar a un parque que se encontraba a unas cinco cuadras de donde yo estaba.
    Camina por la avenida el Sol para el lado contrario de Marsano y, pasando el mercado, verás un parque. Luego ve a la segunda banca del camino que empieza por la derecha – me repetí en voz alta mientras caminaba por la avenida el Sol.
Caminé, pasé el mercadito y vi el parque. Tomé el camino de la derecha y, en la segunda banca había una pareja en lo mejor de un beso… pero ninguna de las dos personas era Sany.
    ¡Chokobito!
Di la vuelta y ahí estaba ella, sonriéndome. Sólo la había visto por fotos y, wow, en persona se veía muchísimo más linda. «Las fotos» —pensé— «capturan un momento en la extensa vida de una persona, pero muy pocas veces tenemos la dicha de conocer el movimiento de aquella persona». Estaba feliz de poder ver a Sany en movimiento.
    Hola.

    Ho… hola.



Cuando la conocí, no sabía que las influencias eran poderosas

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