¿Quieres ser amigo de Joseph también?

¿Cuántas personas han visitado a Joseph?

¡Visita a Joseph en Facebook también!

Con la tecnología de Blogger.
viernes, 9 de septiembre de 2011
Las cosas con Sol, aunque perfectas cuando nos veíamos, no eran las que yo esperaba. Solía incomodarme mucho el no poder ir a buscarle a su casa porque su madre se ponía histérica si me veía.

Una vez pude visitarla; llegué a su casa y su madre me saludó con un desgano único. Nos quedamos en la sala y charlamos un poco. La pasamos muy bien entre los golpes con los cojines, las risas y los besos. Claro, esto último muy cuidadosamente… Lo último que Sol quería era que su madre nos viera en algo más que una amistad ya que por alguna razón que desconocía yo no le agradaba, ya que nunca habíamos pasado de un saludo.

Lo único, por así decirlo, educado que hizo su madre, puesto que nos dejó en la sala sin siquiera intentar conocerme y decirle a Sol “No me agrada", fue invitarme a almorzar. Pensé que a la hora de la comida tal vez se dé la ocasión de conocernos e intentaría, de todas maneras, agradarle para que cambie su manera de pensar. Lastimosamente ese momento nunca llegó; su madre nos dejó dos platos en la mesa del comedor y ella fue a comer a su habitación… Sin duda alguna iba a ser una tarea muy complicada acercarme a ella para dialogar.

Nunca había probado chanfainita; era una comida típica peruana. A partir de ese momento me di cuenta que era una de las comidas que menos me agradarían mientras viva en este país.

El mundo virtual a veces se me hacía más simpático; cuando hablaba con Sol me contaba cómo vivía sus días. Lástima que no se conectase mucho por la locura de su madre… Pero, con ella, hablaba mucho más por MSN que cara a cara, ya que casi nunca le podía ver gracias a mi imagen de “Persona no grata” en su casa.

Al menos no me aburría tanto cuando no podía hablar con Sol ya que siempre tenía la compañía de Maggie y, poco a poco, iba conociendo a los K-maradas, su grupo de amigos.

Un día, pasando la quincena de diciembre, decidí conocer a Maggie en la vida real. Tampoco vivía muy lejos de mi casa, pero era un sitio no muy explorado por mí. Tuve que pasar un par de aventurillas antes de llegar hasta el amigable pórtico de su casa.

-          ¿Ves? Yo te dije que siempre hay algo para contar en tu vida.
-          Muy gracioso, Serge – le dije, apagando el Play Station 2.
-          Vamos… Mira cómo son las cosas – alzó su dedo índice y lo colocó muy cerca de mi cara – Tu novia es Sol, a la cual casi ni puedes ver ¿Verdad?
-          Sí – respondí, apartando su dedo de mi camino.
-          ¡No tan rápido! – esta vez levantó el dedo índice acompañado del medio – Aún cada vez que menciono a Karla Jiménez te pones algo nostálgico y soñador.

Aunque era algo incómodo aceptarlo, Serge tenía algo de razón; si bien ya había pasado cuatro meses desde la última vez que vi a Karla, aún sentía algo dando vueltas dentro de mí cuando algo me hacía recordarle.

-          Bueno – respondí – es algo que superaré con el tiempo, supongo – no aparté su mano esta vez, ya que me había quedado parado, mirando a la nada.
-          ¡Y tres! – levantó el dedo anular para acompañar a los otros dos – Estás yendo a la casa de tu amante en estos momentos… Maggie, ¿No?
-          ¡Ella no es mi amante! – le grité – Es sólo una amiga.
-          Bueno, bueno – respondió algo arrepentido, pasando el umbral de la puerta de mi casa – tal vez me emocioné un poco por lo que se por televisión.
-          Sigues viendo novelas como antes, ¿No? – respondí, cerrando la puerta tras nosotros.
-          Yo… No veo novelas – dijo, tratando de excusarse – pero esta sería una muy buena historia… Con tu novia, tu amante y la mujer que amas.
-          Pero, pero… Aish… olvídalo – respondí, acelerando el paso – ¡Olvídalo! Se me hace tarde ya… Nos vemos luego, Serge.


Cuando la conocí, no sabía que ella iba a sentirse sola

0 comentarios: