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sábado, 9 de abril de 2011
Pasó cerca de una semana después de mi salida de la clínica para poder conectarme al Messenger; se me hacía muy incómodo movilizar los dedos pero al parecer, con un poco de práctica, ya lo tenía dominado. Danila estaba conectada y no sabía si debía hablarle. A los pocos segundos no había necesidad de pensarlo, ya que ella fue la que inició la conversación.

Dani <> Ahora muy lejos de todo <> dice:
¡Hola!
Si demoro en responder es porque tengo un yeso dice:
Hola… ¿Qué tal?
Dani <> Ahora muy lejos de todo <> dice:
¡¿¡Tienes un yeso!?!
Si demoro en responder es porque tengo un yeso dice:
Sí… Sí…
Dani <> Ahora muy lejos de todo <> dice:
Es por… ¿Eso?
Si demoro en responder es porque tengo un yeso dice:
Pues, si lo que recordé después de las lagunas mentales que tuve es cierto, sí.
Dani <> Ahora muy lejos de todo <> dice:
¿Lagunas mentales?
Si demoro en responder es porque tengo un yeso dice:
Larga historia… Así que Puerto Montt…
Dani <> Ahora muy lejos de todo <> dice:
Yo… Yo… Disculpa… Te envié mil correos ni bien llegué… Soy una tonta…
Si demoro en responder es porque tengo un yeso dice:
¿Correos? Uhm… Tal vez deba revisar mi bandeja…. ¡Tengo 13 correos nuevos que figuran como tuyos!

Los correos de Danila explicaban que viajaba ya que su padre había conseguido un trabajo en alguna universidad en Puerto Montt. Al principio parecía que solo se iba a quedar ahí por un año, entonces regresaría a Lima pero, como nadie es dueño del destino, después de un tiempo, decidió quedarse e instalarse ahí con su familia. Su hermana mayor viajó primero para dar una “opinión femenina” ya que el padre de Danila planeaba hacer ese su hogar, el de su esposa y el de sus hijas.

En los correos electrónicos de Danila decía, además, que ella no se atrevía a decirme adiós, que era la primera vez que sentía algo tan bonito por alguien y que, todos los días anteriores a su partida, había sufrido mucho. Decía, además, que no me merezco a una chica cobarde como ella, que seguía muy enamorada de mí, que sentía impotencia ya que no podía quedarse ni siquiera, para la final del campeonato de basket y que si no quería volver a hablarle por que le odiaba ella lo comprendería.

Yo no odiaba a Danila, al contrario, seguía muy enamorado de ella y me dolía demasiado el hecho de que ahora esté a un país de distancia sin poder verla. Los días pasando la navidad en los que hablé con ella sirvieron para que nos diéramos cuenta que la flama no se había apagado y que, aunque estemos en países diferentes, no podíamos abandonar nuestra relación así como así.

 Dani <> ¡Yupi! En verano <> dice:
Yo se que tu tampoco quieres que termine
¡Por fin sin yeso! dice:
Nunca. La distancia no es impedimento
Dani <> ¡Yupi! En verano <> dice:
Entonces…
¡Por fin sin yeso! dice:
¡Entonces seguimos siendo novios! Claro… Sólo si quieres
Dani <> ¡Yupi! En verano <> dice:
¿Y cómo no quererlo, chico?
¡Por fin sin yeso! dice:
No te imaginas cuanto extrañaba el “chico”… Aunque escucharlo sería mejor.

Tras esta conversación, pasando la quincena de enero, después de actualizar mi nick, había decidido, junto con Danila que, sin importar la distancia, íbamos a estar juntos ya que, algún día iba a tener el dinero suficiente para viajar y verle… O tal vez sea ella quien de la sorpresa para reunirnos otra vez y, así, estar juntos para siempre una vez más.

Enero terminó muy rápido y febrero no quería ser más lento. Mis días pasaban en un Cyber-café hablando con mi novia ya que no tendría Internet hasta empezar el año escolar en Marzo. Cada día que hablaba con Danila me sentía muy feliz, pero había un vacío en mi interior que no podía explicar. No entendía por que sentía un agujero dentro de mí cuando hablaba con Danila, era feliz y todo pero… Era mil veces mejor cuando la tenía en frente de mí.

-          ¿Te enteraste lo de Miguel y Katherine? – me preguntó Serge, saliendo del Cyber-café, a pocos días de empezar clases.
-          ¿Qué cosa? – pregunté mientras pateaba una piedrita en la calle.
-          Pues – dijo – Miguel me dijo que ha estado viendo a Katherine en las vacaciones y que ahora son novios.
-          Oh… – dije, pensando en Danila – Entonces tendremos nueva parejita en el salón
-          Así parece.

El año escolar empezó y volví a ver a Adela a quien no había visto mucho en el verano y, para mi sorpresa, aún muchos pensaban que a ella le gustaba yo. Solía escuchar comentarios tipo “Ya es hora de que estés con Adela”, “Tienes que aprovechar mientras Adela esté dispuesta a estar contigo” entre otros. Pero yo aún no podía entenderlo… Ella siempre se preocupó por que las cosas con Danila estuviesen bien, no podía estar enamorada de mí.

 El tema de Adela era menor, en verdad todo el mundo hablaba de Miguel y Katherine pero a mí no me importaba mucho ya que tenía Internet en casa y podría hablar con Danila siempre… O, al menos, con más facilidad que cuando alquilaba una PC por una hora o dos.



Cuando la conocí, no sabía que iba a lamentar una partida

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